Es el extremo de un acueducto, construido por los romanos cuando anduvieron por estos pagos hinchando las pelotas y sobre todo invadiendo e imponiendo su cultura, su lengua, su religión y todas sus otras boludeces.
En todo caso, todo un honor de haber estado por aqui en dichas celebraciones y con mi carta de identidad flamante también...
Después nos largamos con la que les dije a España, a visitar amistades, aprovechando que Monsieur se podía pasear tranquilo...